sábado, 24 de febrero de 2024

AMAR A LO IMPERFECTO

No eres mejor persona por hacer todo bien y correcto sino por amar con misericordia al que falla, no actúa correctamente y es pecador. En otras palabra a la imperfección  Porque, Jesús, la suma y absoluta perfección viene precisamente a abrazar, a acoger y a salvar por amor y misericordia al débil, al que actúa incorrectamente, al que cae y falla, al pecador.

Por lo tanto, si tú, como también yo, queremos ser perfectos tenemos que empezar a amar a lo imperfecto. Y eso nos incluye. Es decir, amarnos y aceptarnos a nosotros mismos, simples seres imperfectos y pecadores. Y desde ese punto proyectarnos en amar también a los demás, a los que, como nosotros, son pecadores que caen cada día y tratan, asistidos e injertados en el Espíritu Santo, levantarse y seguir adelante.

Precisamente esa es la característica singular y específica del cristiano: amar, no solo a quien te es fácil amar – eso lo hacen también los no creyentes – sino  a quien se te hace difícil amar: tal es aquel que no te cae bien, que te hace mal y se califica como tu enemigo. Es evidente que esa clase de amor necesita una ayuda especial e inigualable, el Espíritu Santo, en el que encontrarás las fuerzas para amar tal y como nos ama nuestro Padre Dios.

Es esa la perfección a la que estamos llamados: amarnos los unos a los otros como Dios nos ama y Jesús, el Hijo de Dios Vivo, nos ha enseñado con su Vida y Obras. Pero, sobre todo, entregando su Vida en una muerte de Cruz.