lunes, 12 de agosto de 2024

CAMINO DE MUERTE Y RESURRECCIÓN

Jesús sabe a donde se dirige y lo que va a sufrir. Y, es evidente, quiere compartirlo con los apóstoles para que no sean sorprendido y sepan a que atenerse. Es de sentido común que quieras preparara a los tuyo para lo que se avecina a fin de que asuman mejor la situación sin sobresaltos.

Sin embargo, los apóstoles no entienden y, claro, se entristecen. No cabe en sus cabezas lo de la muerte ni lo de la resurrección. Están, como es de suponer, tristes. Ahora, mirémonos nosotros: ¿Cómo acogemos esa noticia? Sabemos que también a nosotros nos toca esa hora, la muerte. Sin embargo, no pensamos en ella y, quizás por eso no nos afecta tanto. Incluso, cuando estamos enfermos siempre pensamos que vamos a curarnos y a vencer la enfermedad. Es evidente que hay algo dentro de nosotros que nos da esperanza y que nos ayuda mucho a vencer esa preocupación que no nos dejaría vivir en paz.

En el caso que no ocupa, Jesús, el Señor, sabe que vencerá a la muerte, pero quiere que nosotros nos enteremos y lo sepamos. Es más, que lo creamos, porque supuestamente no cabe en nuestras limitadas cabezas. Él es el Camino, la Verdad y la Vida, no hay muerte sino paso – Pascuas – de la muerte a la verdadera Vida Eterna en plenitud de gozo y felicidad. Y esa debe ser nuestra mirada, nuestro pensamiento, nuestra alegría y nuestra esperanza. ¡El Señor Vive, ha Resucitado y camina en y con nosotros!