lunes, 26 de diciembre de 2022

EL MARTIRIO, SIEMPRE PRESENTE

Cuando hablamos de cruces, entre otras hablamos del martirio. Hoy la Iglesia celebra el martirio de San Esteban, el protomártir y desde él hasta nuestros días la Iglesia presenta y venera a muchos mártires que han llegado, por la Gracia de Dios, a ofrecer sus vidas por dar prioridad a la Voluntad de Dios.

Es evidente, y no lo escondió Jesús ni tampoco lo hace la Iglesia, que seguir a Jesús trae consecuencias de dolor y martirio hasta el extremo de entregar la vida. La historia de la Iglesia está bien repleta de mártires y, por la Gracia de Dios, de muchos testimonios que nos llenan de esperanza, gozo y felicidad.

El camino a pesar de dolor, sufrimientos y, también alegrías, está lleno de dificultades y problemas. A veces irresolubles y otras salvables pero siempre con dificultad, esfuerzo y empeño. Sin embargo acompañados de alegría, gozo y esperanza. La esperanza de sabernos salvados eternamente y de que llegará ese día soñado de compartir esa Gloria y lugar que Jesús ya nos ha prometido y ha preparado para nosotros de manera gozosa y eterna.

Vivir con esa esperanza y promesa, que en Jesús siempre se cumple, nos llena de alegría, de motivación, de gozo y esperanza. ¿Y es que se puede esperar y desear algo mejor? Buscamos la felicidad y Jesús, el Señor, nos la ha prometido. Una felicidad plena y eterna. Por tanto, acojamos con verdadero deseo y esperanza ese camino que seguir a Jesús nos señala porque en él se esconde esa felicidad plena y eterna que buscamos.