viernes, 18 de febrero de 2022

GANAR O PERDER

 Marcos 8, 34-38. 9,1

Nos han educado para ganar. Quizás, sin insistir mucho, nuestra naturaleza nos empuja siempre hacia adelante. Queremos más y más, más fama, más admiración, más poder, más riqueza…etc. Siempre queremos más – así dice la canción – y así es en realidad. 

Queremos ganar y ganar y no nos damos cuenta que esta vida, por mucho que ganes y tengas, nada te vale. Todo se queda aquí, porque, bien sabes tú como yo, que esta vida termina y todo lo conseguido en ella no nos sirve para la otra. Mejor, sí, hay una cosa que vale una eternidad en gozo y plenitud, el amor. Amar y amar es la única forma de ganar esta y continuar eternamente en la otra plenamente y feliz.

Y no es porque yo lo diga en estas humildes líneas, sino porque lo dijo quien únicamente lo puede dice. Quien tiene máxima autoridad. Lo dijo Jesús: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?... No lo ha dicho un cualquiera, lo ha dicho Jesús con su Vida y su Palabra. Y se ha cumplido tal y como lo ha dicho. Él ha ofrecido su Vida, de modo que no nos pide nada que no haya hecho Él primero, y es lo que nos pide a los que queramos seguirle.

Tratar de imitar a Jesús es la única forma de seguirle y la que también Él nos propone: El se pone delante, es verdaderamente el Camino, la Verdad y la Vida. Quien quiera seguirle que tome su cruz – lo que nos toca hacer, sufrir, soportar y amar en esta vida – y siga los pasos de Jesús. Nunca olvidemos que para superar todas esas dificultades y piedras del camino hemos recibido al Espíritu Santo que nos asiste, auxilia y fortalece.