martes, 25 de febrero de 2025

¿Y LO ENTENDEMOS NOSOTROS HOY?

No parecen las iglesias lugares muy concurridos. En muchos lugares las iglesias y las celebraciones no son masivas y no acuden mucha gente. También ocurrió en los últimos momentos de la Vida de Jesús. Se notaba cierto alejamiento de su Persona. En la medida que iban comprendiendo que Jesús priorizaba servir antes que ser servido, y su atención era más atenta a los desvalidos, a los indefensos, a los niños – criaturas inocentes y débiles – los apóstoles empezaban a confundirse y, aparte que su atención estaba en alcanzar prestigio personal, no entendían nada de lo que Jesús les decía.

Mientras Jesús le hablaba de lo que iba a suceder, ellos estaban en otros menesteres. Su atención estaba concentrada en el poder y respeto que le procesaran más que servir. Y eso era precisamente lo que Jesús proponía y hacía: servir, empezando por los más necesitados.

Quizás a nosotros nos esté sucediendo eso mismo hoy. Nuestras prioridades están más en servirnos y querernos que querer y servir a necesitados. Nuestro tiempo lo entendemos más para emplearlo en nosotros mismos, más que en el servicio a los necesitados. Y eso de lo que Jesús nos habla no parece convencernos plenamente. Sí, decimos que al tercer día resucitó, pero … ¿verdaderamente lo creemos? No parece que estemos dispuestos a cambiar nuestra forma de vivir. Y eso descubre nuestra insipiente fe.

Es verdad que la fe es un don de Dios, pero si no la pedimos, la buscamos y nos ponemos en las manos de su Espíritu, que está en nosotros desde la hora de nuestro bautismo, el demonio se encargará de que, incluso perdamos la poca que tengamos. Creamos en el Señor y, a pesar de nuestros fallos, debilidades y pecados, tengamos confianza de que el Señor nos conoce, es nuestro Padre y nos perdona. En Él encontraremos esa felicidad que tanto buscamos en las cosas caducas de este mundo.