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(Lc 9,22-25 |
No hay otra alternativa, derecha o izquierda. Todas las demás serán matices, añadidos, centros o extremos de lo mismo, pero solamente hay dos salidas, o la vida o la muerte. Ahora es tiempo de elección, o tomas el camino de la vida, lo que deseas ardientemente, o tomas el camino de la muerte, porque donde no hay vida, hay muerte.
La muerte está escrita en este mundo. Todos sabemos que, tarde o temprano, llegará el momento de que nuestro peregrinar por este mundo llegue a su fin. Entonces, los hay necios, que piensan que todo se habrá acabado y que esa espiritualidad que experimentamos en nuestras vidas es cosa caduca.
Y los hay quienes mantienen la esperanza que alumbra la lógica y el sentido común de trascendencia. Hemos sido creados para vivir eternamente. Es eso lo que deseamos y a lo que estamos llamados. La experiencia de nuestra materialidad clama por vivir eternamente pegada a nuestra alma espiritual, que experimentamos y vivenciamos en nuestra vida.
Por eso, de nada no servirá nuestra vida si al final perdemos la más importante, la eterna y verdadera.