lunes, 18 de diciembre de 2023

MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN

 
Sí, la realidad es esa, el nacimiento del Niño Dios, o mejor, su encarnación en naturaleza humana es un misterio. Y lo es porque no cabe en ninguna cabeza humana. Es infinitamente más grande que la capacidad del hombre y su capacidad intelectiva es incapaz de comprender esa encarnación ya anunciada desde el Antiguo Testamento por el Profeta.

Y, como es lógico, tampoco cupo en la cabeza de José. No entendió nada hasta que, en sueños, el ángel del Señor le llevo a pensar e intuir que ese Niño era el prometido en las escrituras por el Profeta. Y José creyó, y ese Niño, nuestro Señor Jesús, se crio dentro de una familia, hijo de una Madre inmaculada por la Gracia de Dios y un padre casto y justo.

Y el resultado de la historia ya la sabemos todos. O, al menos, los que han querido leer su historia. La historia de su Palabra. Porque, ese Niño vino al mundo a liberarnos del pecado. Nos anunció con su Palabra el Amor Misericordioso de su Padre y su Voluntad del querer liberarnos a todos del pecado y compartir con nosotros su Gloria Eterna. Para ello, vino voluntariamente decidido a dar su Vida por cada uno de nosotros, fue, porque así era la Voluntad de su Padre, sometido por los hombres al dolor y sufrimiento. No le creyeron y rechazaron su Palabra, lo crucificaron y dieron muerte.

Pero, y ese es el fundamento de nuestra fe, Jesús, el Hijo de Dios, Resucitó y está entre nosotros para acompañarnos en ese camino que, como Él, estamos dispuesto a recorrer y a entregar, por su Gracia, nuestra vida. Para ello necesitamos hacer lo mismo que José, dejarnos iluminar por el Espíritu Santo, recibido en nuestro bautismo y creer en su Palabra.