lunes, 28 de marzo de 2022

CUANDO ACOGES POR INTERÉS

 

Detrás de nuestra manera de acoger hay siempre, o casi siempre, el interés egoísta de nuestra naturaleza, herida por el pecado, que nos condiciona, bien positiva o negativamente. Nadie es profeta en su tierra. Son Palabras del mismo Jesús, pero, cuando interesa todo cambia. Nos adaptamos hipócritamente falseando nuestra actitud porque, lo que realmente nos interesa son los resultados materiales de la acción e intervención de Jesús.

Y sigue todo igual. Hoy sucede lo mismo. Buscamos al Señor para que intervenga en nuestro favor y nos solucione ese problema que nos echa el mundo encima, o esa enfermedad que mata a un ser querido o a nosotros mismos. Y, también, nos acordamos de nuestra Madre, la Virgen, para que interceda en favor nuestro. Pero, en realidad, ¿buscamos al Señor o, le buscamos, por y para nuestros intereses materiales? Pero, solucionado todo desaparece nuestra búsqueda y nuestras peticiones. Ya, parece, que nos bastamos solos. Dejamos claramente que nuestro interés era simplemente y material.

Eso fue, precisamente, lo que movió a aquel funcionario real a buscar a Jesús. Buscaba la curación de su hijo y, Jesús, el Señor, era la solución. Indudablemente, luego, visto el resultado, viene la fe y conversión. Al respecto, Jesús dice: Si no ven signos y prodigios no creen. La fe es precisamente lo contrario. Es creer sin ver. Es confiar en lo que nos dice Jesús que, precisamente coincide con lo que queremos y buscamos. Su Palabra es veraz, y nos lo demuestra con sus obras.

¿Y nuestra alma? ¿Nos damos cuenta de que Jesús es nuestro Salvador y que en Él alcanzamos la Vida Eterna? ¿Somos consciente de que Él nos libera de la esclavitud del pecado que nos somete? ¿Realmente, no buscamos y deseamos esa Vida Eterna en plenitud? Ahora nos toca a nosotros creer en Él. Ya vino a este mundo y nos ha dejado su Palabra y su Iglesia, que nos transmite su Palabra y su Obra. Seremos nosotros los que tengamos la palabra, creer y seguirle haciendo vida en nuestra vida su Palabra.