domingo, 21 de julio de 2024

UNA ACCIÓN QUE DEMANDA DESCANSO

No somos todopoderoso. Sólo hay uno. Y en consecuencia necesitamos descansar, tomar un respiro para luego emprender la acción. Es la batalla de cada día y la guerra de toda la vida. Un descanso para continuar la batalla. No hay, en ese sentido, tregua ni respiro, siempre es momento de evangelización, de asistencia y de servicio. Y eso lo debemos tener muy claro y adherido a y en nuestras oraciones. Solo en y con el Señor podemos continuar y perseverar en nuestra humilde labor.

Por eso, es muy acetado esa consigna de los benedictinos que propuso San Benito: Ora y labora. Nuestras acciones y obras no podrán estar desasistidas de la oración y la contemplación, que nos configura y nos fortalecen. Al mismo tiempo nos dan descanso y pausas para discernir y llenar nuestro corazón de la Luz del Espíritu Santo para, de vuelta a nuestra labor diaria, ser sal y luz para los demás.

El Señor nos llama a descansar en Él y eso es lo que realmente tenemos que hacer. En su presencia podremos levantarnos y continuar nuestra diaria labor. Porque, no se trata de un día, sino de una vida al servicio, por amor, de los necesitados. Por tanto, en la presencia del Señor permanezcamos y, en Él y en su Nombre, hagamos nuestra humilde labor.