sábado, 30 de abril de 2022

EN LUCHA CONTRA LAS TEMPESTADES

 
Sí, nuestra vida es como una barca que navega hacia la eternidad. Sentimos ese deseo interiormente y, a pesar de no rumiarlo con serenidad y seriedad, no podemos de dejar de desearlo. Hemos nacido para la eternidad. Sería injusto y sin sentido pensar de otra manera.

Dios no nos va a crear para un rato. Ha enviado a su Hijo para, entregando su Vida en una muerte de Cruz, salvarnos. Y nos preguntamos, ¿sufre pasión y muerte, entrega su Vida y todo para unos cuantos años? Sería absurdo y disparatado y un Dios injusto. ¿Crearnos con tanto amor y solo para unos cuantos años? Es evidente que hemos nacidos para ser eternos.

Y esa eternidad pasa por superar todas estas tempestades que nos salen al paso en este mundo por el que caminamos o navegamos. Todos vamos en el mismo tren o en la misma barca. Ambos símiles nos valen. 

Nuevas ideologías, género, dictaduras, poder, pensamiento único, cambios climático, pandemias, guerras, muertes…etc., son las nuevas tempestades o tormentas que azotan a nuestro tren o a nuestra barca. ¿Qué hacer y a dónde ir? Y, en ese momento de desconcierto, de temor y miedo, aparece Jesús sobre las aguas. Nos dice que no tengamos miedo. Su poder queda manifiesto a superar toda ley natural y caminar sobre las aguas. En Él encontramos esa esperanza ante tales acontecimientos, tempestades y tormentas. ¡Es el Señor! Él es el Camino, la Verdad y la Vida. En y con Él llegaremos a puerto seguro y eterno. En Él están puestas todas nuestras esperanzas.