miércoles, 6 de febrero de 2019

TU PROPIO PUEBLO RECHAZA TUS ENSEÑANZAS

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Mc 6,1-6
Se hace bastante difícil ser reconocido en tu propio pueblo. Aquellos que te conocen desde la infancia se les hace más difícil reconocer tus cualidades y tus obras en la madurez. Es el caso de Jesús, admiran sus enseñanzas en la sinagoga de Nazaret, pero al conocer quien es empiezan las dudas. No pueden aceptar que ese, el hijo del carpintero y pariente de muchos en el pueblo sea ahora quien les enseña de forma admirable en la sinagoga. Sus corazones se les resisten a abrirse a la Palabra de Jesús.

Les exigen pruebas, obras delante de sus ojos. Quieren espectáculo y que Jesús les demuestre que es el Mesías del que ellos han oído hablar. Y Jesús no se presta a eso. Él no ha venido a convencernos a base de pruebas y milagros. Él nos habla del amor de su Padre y, cuando la fe de alguien es manifiesta y le pide algo que realmente necesita y es un bien, accede. 

Accede, porque Él ha venido a salvar, a convertir los corazones de aquellos que realmente se abren a su Palabra y le reconocen como el Mesías enviado por el Padre. Jesús no obliga ni actúa donde los corazones se le cierran. Precisamente, en su pueblo natal no es bien recibido y no creen en su Palabra. Jesús no puede actuar para convencer a nadie. No se trata de imponer ni de demostrar nada. Se trata de dar un mensaje, una Noticia de salvación que el hombre guarda en su corazón y busca desesperadamente.

Porque, la alianza de nuestro Padre Dios está inscrita en nuestros corazones - Jer 31, 33 - y nos toca a nosotros descubrirla y buscarla. Y Jesús nos la proclama nos la recuerda y nos la anuncia. Pero, para aceptarla necesitamos un corazón humilde, pobre, necesitado del Amor de Dios. No podemos permanecer impasible y de brazos cruzados. Tenemos que avivar nuestro espíritu y escudriñar en lo más profundo de nuestro corazón para descubrir la presencia y la huella de Dios en nuestro corazón.

Y Jesús, el Señor, nos revela a ese Padre que vive dentro de nosotros. Jesús, el Hijo, nos habla del Padre y nos anuncia la Buena Nueva que el Padre nos regala. Una Noticia reveladora y de infinita Misericordia para darnos la oportunidad de rescatarnos del pecado y regalarnos la Vida Eterna.