domingo, 4 de agosto de 2019

INTERESA LO QUE ES ETERNO

Resultado de imagen de Lc 12,13-21
Todos buscamos la mayor rentabilidad y también el mayor tiempo posible. Claro, el ideal sería la eternidad, pero estamos convencidos que aquí en la tierra eso no existe. Por lo tanto, nos conformamos con estirar el mayor tiempo posible al máximo de rentabilidad. Sin embargo, el hombre tiene otra esperanza. Una esperanza que va más allá de este mundo material y que le sobrepasa. Un esperanza espiritual que prolonga esta vida en otra eterna y que, de alguna manera, palpita dentro de nuestros corazones.

El Evangelio de hoy nos habla de esa esperanza y nos invita a mirar los bienes del cielo, porque los de aquí abajo ya hemos experimentado que son perecedero y no nos satisfacen para siempre. Y unos bienes que no sean para siempre carecen de verdadero valor. De eso nos habla Jesús hoy y nos invita a mirar por encima de los bienes de este mundo. Nos invita a atesorar no tesoros caducos sino tesoros que nunca perecen y permanecen para siempre.

Por lo tanto, nos queda claro donde tenemos que poner el interés de nuestra vida. Nunca apoyarlo en las cosas de este mundo, que hoy son y mañana no, porque, de hacerlo así perdemos el tiempo y también el valor más grande que tenemos, nuestra vida. Gastemos nuestra vida en bienes espirituales realizados por amor y para Gloria de Dios. Gastemos nuestra vida en vivir de acuerdo con la Palabra de Dios, porque es lo único que permanece y no pasa. Lo demás, aunque necesario, sólo nos sirve para el camino de este corto tiempo que pasamos aquí.

Por todo ello, maduremos este criterio que será vital para el desenlace de nuestra vida y para la orientación del camino a tomar. Interesa poner nuestra mirada en las cosas del Cielo, es decir, en Dios, porque todo lo que depositemos en sus Manos y se haga por verdadero amor y para su Gloria tendrá un rédito para toda la vida. Por lo tanto, busquemos a Dios y el Tesoro que encontraremos colmará nuestra vida para siempre.