martes, 14 de noviembre de 2023

TODO ES GRACIA DE DIOS

Todo nos ha sido regalado y todo lo que hagamos es pura gracia de Dios. Por tanto, nada merecemos por cumplir con la misión que se nos ha dado. Simplemente, el hecho de cumplir ya es gozo y felicidad.

Experimentamos que el Amor de nuestro Padre Dios no nos esclaviza sino todo lo contrario, nos hace libres y dueños de nosotros mismos. Es entonces cuando descubrimos que nuestro gozo y felicidad se esconde en el servicio y en el amor misericordioso a los demás.

Nos damos cuenta de que ya lo habíamos vivido, sobre todo con nuestros hijos, pero advertimos que este mandato del Señor es diferente, sale de los cánones sociales de este mundo y entra en un nuevo orden de amor fraterno. Se hace extensivo a todo, es universal.

Esa es la propuesta de Jesús:  amar por encima de la recompensa y el premio. Amar gratuitamente y sin esperar nada a cambio. Amar hasta darnos plenamente hasta la última gota de nuestra sangre. ¿No fue eso lo que hizo Él? Eso es lo que también debemos hacer nosotros sin más porque esa es nuestra misión.

Claro, es evidente que eso no lo podemos hacer contando solo con nuestras propias fuerzas. Es evidente, necesitamos la Gracia de Dios y, sobre todo, su Misericordia, ante y por nuestras caídas y pecados. No esperemos, por tanto, merecer ningún premio sino todo lo contrario, tal y como termina el Evangelio de hoy: Lc 17, 7-10 ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: ‘Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer’». Todo lo que nos venga dado es pura Gracia de Dios. Su Amor Infinito y Misericordioso nunca lo entenderemos hasta estar frente a Él.