lunes, 28 de junio de 2021

¿A LA OTRA ORILLA?

Mt 8,18-22

En la otra orilla podemos encontrar el peligro, la inseguridad, el riesgo, lo desconocido, la intemperie, el frio, el dolor y sufrimiento. Pasar a la otra orilla es intentar vaciar tu corazón y llenarlo de silencio, porque, para hacer silencio dentro de ti necesitas hacer el vacío, pues de haber algo se interrumpe el silencio.

El seguimiento comporta asumir y aceptar todo eso que te promete encontrar la otra orilla. No sigues a alguien porque estés simplemente a su lado. Seguir significa aceptar sus compromisos con sus riesgos y amenazas. Seguir a Jesús, que es de quien precisamente hablamos, es asumir amar como Él nos ama. Eso nos exige ser humilde. La humildad es la condición sine qua non para amar. Y amar comporta ser humilde.

Ya hemos comentado en otros momentos que no se puede seguir a dos señores a la vez. Terminarás por dejar a uno y seguir a otro. Nunca podrás servir a los dos al mismo tiempo. De la misma manera, si no vacías tu corazón de las cosas de este mundo se llenará del ruido mundano que te impide escuchar la Palabra de Dios. Te será imposible seguirle si no te despojas de todo lo que alborota tu corazón y lo llena de ruido.

Se hace imprescindible buscar espacios de verdadero silencio donde solo haya en tu corazón espacio para la Palabra de Dios y puedas escucharla descontaminado de toda influencia mundana. Entonces, quizás puedas empezar a seguirle con verdadero compromiso.