viernes, 1 de diciembre de 2017

SU PALABRA NO PASARÁ

Lc 21,29-33
En el Evangelio de Lucas, capítulo 21, el Señor nos empieza a preparar y a advertir de las señales que irán apareciendo, y nos invita a estar atentos y vigilantes. Concretamente, en el de hoy -Lc 21, 29-33- nos habla de la señales que nos ofrecen los árboles. Concretamente nos habla de la higuera, y nos advierte que cuando vemos que echan brotes sabemos que está cerca el verano.

De la misma forma, el capítulo  21 de Lucas viene cargado de señales que nos indican que el Reino está cerca. Nos lo dice el Señor -Lc 21, 5-11; 12-19; Lc 21, 29-33-, y nos anuncia que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis Palabras no pasarán.

Lo verdaderamente importante es estar vigilantes y atentos. Y eso significa vivir en Gracia de Dios. Una Gracia que nos exige amar y darnos. Es el único mandato que Jesús nos propone, amarnos como Él nos ama. Y, sabemos, que eso no está al alcance nuestro; sabemos que eso nos exige renunciar a nosotros mismos, y nuestra naturaleza humana es débil y pecadora. Sabemos que nos será imposible si pensamos que nosotros solos podemos lograrlo.

Necesitamos al Señor para, llenos de su Gracia, nuestro poder y nuestra fuerza ante el mal y las tentaciones, salgan triunfantes. El Espíritu de Dios está para eso. Necesitamos confiar en Él y llenarnos de esperanza, porque la Palabra del Señor no pasará como Él nos dice hoy. Todo tocará a su fin, y el mundo va dejando su estela de caducidad. Se acaba, y cada detalle nos anuncia un nuevo ciclo. Termina uno para empezar otro, pero llegará un día que el Señor, de forma repentina y como un rayo fulgurante se manifestará para poner todo en orden y lugar.

Mientras, a nosotros no toca confiar, esperar vigilantes y esforzarnos en saber que, con la Gracia de Dios, venceremos. A pesar de nuestros pecados y miseria, porque el Señor sólo nos pide nuestra voluntad y libertad para hacer de nosotros verdaderos santos. Su Misericordia es Infinita.