sábado, 14 de noviembre de 2020

SE TRATA DE CONFIAR E INSISTIR

La confianza se nota en la insistencia. Es decir, solo insisten aquellos que confían en conseguir resultados, y, por esa confianza erre que erre. Así se comportó aquella viuda con el juez injusto que la ignoraba y no atendía. Es comprensible que el desánimo haga acto de presencia en el ser humano a lo largo de su camino. Razona y al ver que sus súplicas no son atendidas se cansa y no persiste. La razón - cualidad del ser humano - a veces sirve de acicate para que, cansado y desfallecido, abandones. 

La fe está antes que la razón, porque, ésta es limitada y no ve cosas que solo la fe puede vislumbrar. La fe es un don de Dios, que solo se adquiere por regalo de la Gracia de nuestro Padre. Y, para ello, hay que insistir y perseverar, sabiendo que nuestro Padre, Bondadoso y Misericordioso nos atenderá. Entre otras cosas porque ha enviado a su Hijo - encarnado en Naturaleza humana - para anunciarnos su Infinito Amor Misericordioso. ¡Cómo no nos va a escuchar y atender! La única razón es que nos ama y nos ofrece compartir su Gloria con nosotros.

Ahora, quiere ver - porque nos ha creado libres - que nosotros confiamos en Él y eso se demuestra y se ve en nuestra perseverancia e insistencia. La parábola - el juez injusto -  con la que nos enseña esa Voluntad suya nos lo describe con claridad meridiana. Un juez que por quitarse de arriba esas molestias de aquella viuda decide atenderla, ¡cuanto más nos va a atender un Padre Dios que nos ha creado por Amor y quiere que nos reunamos con Él!

Sin lugar a dudas, tu insistencia y perseverancia deja al descubierto que esperas respuesta de ese Padre Dios al que suplicas y pides por tus necesidades y problemas. Y no lo dudes, Dios es nuestro Padre, nos ha creado por Amor y nos acompaña, nos escucha y nos auxilia. Por y para eso ha enviado a su Hijo y nos ha dejado al Espíritu Santo.