martes, 8 de mayo de 2018

NUESTRA ESPERANZA ES QUE NO ESTAMOS SOLOS

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Jn 16,5-11
A veces no preguntamos cosas que no llegamos a entender. Muchas veces nos sorprendemos de nuestras propias y buenas actuaciones y somos los primeros sorprendidos de lo que hacemos hasta el punto de preguntarnos, ¿por qué he hecho esto o lo otro? Ante cualquier contra tiempo respondemos con generosidad y bondad. No hay otra respuesta que la de que dentro de nosotros vive el Espíritu de Dios, y Él nos mueve a hacer el bien y a amar.

Porque, hacer el bien de forma altruista y desinteresada es amar. No es amar actuar por provecho propio, sino por mejorar al otro y procurarle el bien en la medida de tus posibilidades. Y, simplemente, porque así lo hace Dios contigo, sólo con la diferencia que Dios lo puede todo. Pero, debemos saber bien que los planes de Dios no son los nuestros, y muchas veces no comprendemos sus actuaciones y hasta nos sorprendemos negativamente. Ten toda la seguridad que Dios te ama y busca siempre, a pesar de que no lo entiendas, tu bien y el de todos.

Y para eso ha bajado el Espíritu Santo. Nos asiste, nos conforta y nos auxilia para que no nos desviemos del buen camino y permanezcamos siempre en el camino del Señor. Sus dones, regalos de su asistencia, son: don de Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios, que nos ayudan a permanecer fieles al Señor. Son muchas las seducciones y tentaciones que el mundo nos presenta y, débiles y frágiles, estamos a merced del príncipe del mundo. Necesitamos la Gracia del Espíritu para, fortalecidos en Él, superar los obstáculos que se nos presentan.

No tengamos miedo y abrámonos a la acción del Espíritu. Eso sí, nuestra colaboración tiene que ser abierta, dócil y entregada. Somos seres en libertad y sin ella le Espíritu no mueve un dedo. Necesita nuestra colaboración para ir transformando nuestro endurecido corazón en un corazón suave como el del Señor. Esa es nuestra misión, nuestra esperanza y la alegría de nuestra vida. Ven Espíritu Santo, llena nuestros corazones de tus fieles, enciende en nosotros la llama de tu Amor y se renovará la faz de la tierra.