No es cuestión de
aquí sí, pero allá no. Se trata de ser, ahora aquí, pero también mañana allí.
Hablamos de la fe, de dar testimonio en todo tiempo y lugar. Hablamos de
nuestra coherencia con nuestro compromiso de bautismo. Y eso significa tomar el
riesgo que resulta de confesar tu fe en lugares donde predomina lo anticristiano.
Seguir a Jesús
traerá problemas. Así le sucedió a El y sus discípulos no serán menos. Es
posible que todos no estarán llamados a derramar su propia sangre, pero sí a
dar testimonio de su fe y ser coherente con ella. Y eso será una lucha
constante. La verdad y el amor misericordioso exigirá descubrir la mentira y,
si hay arrepentimiento y dolor de contrición, perdonarla. Y eso dará dolor y
mortificación, y, a veces, traerá sangre y muerte.
La coherencia con
tu fe traerá problemas, sobre todo con aquellos que tu sola presencia les
molesta y le descubre sus mentiras y viles intenciones. Y sus consecuencias
serán en muchos lugares ocasiones de persecuciones nefandas para los
cristianos. De hecho eso está sucediendo, posiblemente en muchos lugares del
planeta en este momento.
Digamos, el sacrificio del protomártir Esteban se está repitiendo en muchos lugares de nuestro planeta. Hay muchos cristianos, por los que rezamos cada día, que son perseguidos hasta el extremo de entregar sus vidas al ser coherentes con su fe. Terminamos esta humilde reflexión pidiendo por todos los cristianos perseguidos y para que nuestra fe sea fortalecida hasta el extremo de dar la vida por confesarla.