martes, 18 de octubre de 2022

UNA MISIÓN APOYADA EN LA POBREZA Y PERSECUCION

Quien quiera anunciar la Buena Noticia que nos trajo y regaló Jesús debe saber que su anuncio debe estar apoyado en la pobreza. Porque, un anuncio que se apoye en dinero termina corrompido o sometido al mismo. Dinero y poder son dos peligros que nos separan de la humildad y conversión. Luego, ¿cómo vamos a anunciar la Buena Noticia apoyados en el dinero y poder? «Jesús nos invita a ir sin bolsa, ni alforja, ni sandalias».

Por otra parte, ese anuncio de la Buena Noticia trae complicaciones y amenazas de muerte. Nos persiguen aquellos que quieren vivir en las apariencias, en las mentiras y someter a los demás a la esclavitud para ellos ostentar las riquezas y el poder. Luego, debemos aceptar y saber que padeceremos, como le sucedió al Señor Jesús, persecuciones y sufrimientos por los que quieren borrar ese mensaje de salvación eterna que es la Buena Noticia.

Jesús muere abandonado en la cruz. Nuestra vida va hacia ese camino. La muerte es un camino de soledad. Nadie puede acompañarnos por muchos que estén a nuestro lado. Solo puede estar con nosotros el Señor. Esa es nuestra meta. No debe extrañarnos la soledad y el abandono de nuestra propia muerte. Jesús, el Señor, está con nosotros. Él es nuestra fuerza y nuestra esperanza. Él solo nos basta.

 

—Es un misterio elegir ese camino de persecución y sufrimientos —dijo Manuel. Porque, seguir a Jesús de Nazaret asegura pobreza, persecuciones y soledad.

—¿Por qué dices un misterio —preguntó Pedro.

—Porque difícilmente se podrá elegir ese camino sin antes conocer y experimentar un encuentro personal con Jesús. Él es precisamente nuestra fortaleza, nuestro apoyo y nuestra esperanza. De Él recibimos esa fortaleza y alegría para emprender tan arduo y difícil camino.

—Sí, supongo que algo así debe suceder. De otra manera no se podría entender —añadió Pedro.

 

Está claro, dar la vida por Jesús supone una fortaleza que no tenemos y que solo, porque la recibimos de Él, podemos darla. Los misioneros – precisamente celebramos el próximo domingo el Domund – y los mártires nos corroboran ese testimonio. No podremos imaginar tanto desapego y entrega hasta el extremo sin la Gracia de Dios. La vida de la Iglesia está llena de muchos testimonios que han entregado su vida por la fe y por el anuncio de la Buena Noticia.