martes, 13 de diciembre de 2022

SIN OBRAS TUS PALABRAS CARECEN DE SENTIDO

Si hablas pero no haces, es como si hablaras al viento. Tu palabra cobra verdadero sentido y llega al corazón de quienes las oyen cuando lo que dices tiene reflejo en tus actos. De alguna manera tu obediencia tiene que manifestarse no en palabras sino en hechos. Es el caso que Jesús nos plantea hoy en el Evangelio. El primer hijo se negó con su palabra pero, arrepentido, obedeció con su hecho. Es decir, negó con la palabra lo que después obedeció, arrepentido, con su hecho.

El segundo fue todo lo contrario. Accedió una obediencia falsa, apoyada en la apariencia de obedecer pero sustentada en la mentira de no corresponder a lo que su palabra había manifestado.  Dice sí, pero hace lo contrario o lo que obedece a su capricho e interés. Es evidente que es el primero quien hace la voluntad del padre.

Y Jesús nos advierte que lo verdaderamente importante es la obediencia real y firme en los actos de tu vida. De nada te vale aparentar obedecer si luego tu obediencia no se corresponde con lo que has querido aparentar. Nunca podrás tapar una verdad con una mentira o apariencia, que viene a ser lo mismo. La suciedad siempre estará ahí aunque la escondas debajo de la alfombra.

La lección es clara, no te escondas en la apariencia ni en las justificaciones. Acepta tu realidad, tu pecado y tu indigencia. Reconócete pequeño, frágil y débil y, sobre todo, pecador y acepta tus propios errores. Luego, arrepentido ponte delante de tu Padre Dios y pídele su Misericordia. Ten por seguro que serás perdonado. Eso es lo que nos pide Dios, renuncia, sacrificio, humildad y reconocer lo que realmente somos. Esa es la señal, la nota y el signo que quiere ver nuestro Padre en cada uno de sus hijos. Luego, Él se encargará de limpiarnos, de purificarnos y de devolvernos la dignidad de ser sus hijos.