lunes, 5 de junio de 2023

¿NOS INTERPELA ESTA PARÁBOLA?

Es la pregunta que hoy nos hacemos: ¿Nos sentimos también nosotros interpelados por esta parábola? Es evidente que si nos fijamos bien y escrudiñamos un poco nos vemos retratados. Se nos ha dado la vida, los medios para caminar y vivir en este mundo y la gran posibilidad de recoger los frutos que con nuestras cualidades recibidas podemos cosechar y recoger.

Frutos de verdadero amor que el Padre, que nos ama infinita y misericordiosamente, nos ha regalado gratuitamente para que también nosotros los entreguemos amorosamente y con misericordia a aquellos que lo necesitan. Y eso para demostrarnos que tal como nos ama nuestro Padre también amamos nosotros. Porque es evidente que si nadie necesita no se hace necesario dar o regalar gratuitamente.

Sin embargo, la historia, nuestra propia historia, nos revela que no ha sido así. Ha venido el Hijo de Dios, nuestro Señor Jesús, y lo hemos crucificado en una muerte de cruz. No hemos querido escucharle ni reconocer la Buena Noticia que nos ha anunciado. No aceptamos su Palabra ni le reconocemos como el Hijo de Dios. Nos hemos adueñado del mundo, su creación, y queremos administrarlo como a nosotros no parece.

Y en ese parecer siempre salen perdedores los más débiles, los pobres e inocentes. Se repite lo mismo de siempre: El fuerte quiere adueñarse de todo y ser el que manda. Desea hacer y deshacer a su antojo y que los demás se sometan a sus intereses y caprichos. 

¿No nos resulta esa actitud de actualidad? Al parecer a pesar de tanta distancia en el tiempo nada ha cambiado en la actitud de los empleados de la Viña. Porque se nos ha dado el mundo y mira como lo administramos. No queresmo entregar al Creador los frutos que se nos pide: buenos actos de amor. Todo sigue, a pesar de los adelantos y avances tecnológicos igual. Muchos mantienen su corazón endurecido como ya sucedió en Masah y Meriba -Ex 17,7 -. 

Vino el Hijo del Padre y Creador del Mundo y nuestra respuesta fue la de quitárnoslo de encima: condenado a muerte de cruz, Nos preguntamos, ¿estamos nosotros en esos muchos?