jueves, 27 de agosto de 2020

EN CUALQUIER INSTANTE

Mateo 24, 42-51 | Evangelio del dia, El hijo del hombre y Tiempo ...
Se nos olvida con facilidad que, nuestra vida, está y camina por el filo de la navaja. Eso significa que en cualquier momento puede ser herida y atravesada por la hoja afilada de la navaja. Es decir, pendemos de un hilo y en cualquier instante nuestra vida puede aspirar y desfallecer. Por tanto, esa posibilidad permanente nos exige máxima concentración y máxima vigilancia.

El ruido del mundo, que nos rodea, es una gran tentación y un gran peligro. Nos distrae, nos seduce y hace que perdamos nuestra atención y vigilancia. No cabe ninguna duda que nuestros compromisos mundanos los tenemos muy presentes e incluso nos preparamos para que no nos sorprendan ni se nos olviden. Ahora, nos preguntamos, ¿de la misma forma, sabemos lo que nos ha dicho nuestro Señor Jesús respecto al final de nuestra vida o a su segunda venida?

¿Tenemos en cuenta que nuestra hora - la muerte - puede venir sin avisarnos y, en cualquier momento, sorprendernos? Por tanto, es obvio repetirnos e insistir que necesitamos estar vigilantes y preparados para no ser sorprendidos a la llegada del Señor. Y nuestra preparación consiste en vivir según los talentos recibidos y posibilidades que nos ofrece la vida siguiendo la Palabra de Dios escuchada y fortalecida en y por los Sacramentos de la Reconciliación y Eucaristía. 

Y en el esfuerzo de cada día de vivir según la Voluntad de Dios. Una Voluntad que se traduce en dejarme llevar según los impulsos que el Espíritu de Dios mueve dentro de mí y actúa en mi corazón.