jueves, 24 de abril de 2025

NO ENTRABA EN LA CABEZA DE LOS APÓSTOLES LA RESURRECCIÓN DE JESÚS.

Tampoco entra en nuestras cabezas lo de la resurrección. Desde nuestra lógica humana entendemos que los apóstoles se mostraran aterrorizados y llenos de miedo. Y también nosotros nos aterrorizaríamos si Jesús se nos apareciera. Pensaríamos que es un espíritu o fantasma. Confieso que muchas noches en casa he pensado: —si se me apareciera Jesús ahora, temblaría del susto.

Y, es cierto y verdad, que nosotros llevamos mucha ventaja. Sabemos por muchos testimonios, entre ellos, los de los apóstoles, que Jesús ha resucitado y está entre nosotros. Y estará hasta el final, son sus propias – Mt 28,20 – palabras. En consecuencia, a nosotros no debería extrañarnos. Claro, dependerá de nuestra fe. Sin embargo, debemos admitir que impone y, posiblemente no podremos controlarnos.

Por eso, Jesús que sabe y conoce todo respecto a nosotros, nos ofrece sus heridas, nos invita a tocarla, a palparla; nos pide de comer para que comprueben su humanidad, y come delante de ellos. Jesús estará estos cincuenta días, hasta Pentecostés, demostrando su Resurrección a los apóstoles con el fin de que se convenzan de que ha resucitado, tal y como les había dicho.

Pero, todo eso, también vale para nosotros. Estos cincuenta días hasta Pentecostés son también para nosotros, para que experimentemos que Jesús ya no está en el sepulcro. Ha resucitado y está entre nosotros. Convenzámonos de eso, y pidamos al Señor que aumente nuestra fe.