martes, 25 de marzo de 2025

Y MARÍA DIJO, SÍ.

Detrás del Sí de María se esconden muchas conclusiones. Primero, dejar paso a la prioridad del Plan de Dios; segundo, confiar en su Palabra y aceptar todas las dificultades que se presenten. El camino no parece fácil ni sencillo. Las incomprensiones se presentan inevitablemente, y los pareceres ante las apariencias auguran un cúmulo de dificultades y obstáculos que no parece fácil superarlos.

A pesar de eso, María dice: Sí al Plan de Dios, y abre su corazón y pone plenamente su voluntad al servicio y Voluntad – valga la redundancia – de Dios. Así, de esta manera, aparentemente simple, empieza el Plan de Dios en este mundo. María, nuestra Madre, hace de puerta para que su Hijo, nuestro Señor Jesús, sea el Redentor que rescatará nuestra dignidad – manchada y herida  – de la esclavitud del pecado. Pero, para ello, María, una mujer sencilla y humilde, acepta participar en la historia de Dios sabiendo de las dificultades, pero consciente de que Dios va a ser la prioridad de su vida.

Vendrán días de soledad, incomprensión, tristezas, sufrimientos e innumerables interrogantes que no entenderá, pero, abre su corazón al Señor para que se haga presente en nuestra historia humana y, por su mérito entre la Gracia y la Misericordia de Dios en nuestras vidas, y, por ello, la salvación.