viernes, 2 de julio de 2021

DONDE NO PARECE HABER POSIBILIDAD DE RESPUESTA, JESÚS...

 

Al parecer, nuestro Señor Jesús busca y llama donde no parece haber ninguna posibilidad de respuesta, y, donde, al menos aparentemente, encontrar una respuesta parece imposible. Por otro lado, sabemos que toda criatura lleva implícita la impronta del Amor de su Creador - nuestro Padre Dios - dentro de su corazón. Y eso significa que llevamos interiormente, en lo más profundo de nuestro corazón, el deseo innato de amar, a pesar de que, aparentemente no parece que haya nada.

El pasaje del Evangelio de hoy nos presenta una estampa magistral de la llamada de Jesús - el Señor - a un publicano - recaudador de impuestos - para los romanos y en las antípodas de plantearse alguna inquietud de arrepentimiento. Por lo tanto, la llamada presenta la imposibilidad de encontrar respuesta. Parece una contradicción llamar donde parece no haber posibilidad de respuesta.

Sin embargo, la Gracia de Dios Padre despierta esa llama de amor dormida en el corazón del hombre y la prende de tal manera que arde en fuego de verdadero amor. Mateo, aquel recaudador de impuestos, queda impresionado y, supongo, hasta extrañado de verse interpelado por esa llamada del Señor. No se resiste a seguirle y, tras el encuentro en su propia casa, cambia el rumbo de su vida.

Mateo responde a esa llamada, pero, ¿y nosotros?, ¿estamos también dispuestos a responder a esa llamada sembrada en nuestro corazón? ¿Creemos que, con y por la Gracia de Dios, podemos responder a lo que Dios desea y quiere de nosotros? ¿Creemos que eso que nos pide Dios es precisamente para nuestro bien y felicidad? Es la pregunta que hoy nos hacemos y a la que tratamos de dar respuesta.