jueves, 1 de septiembre de 2022

BOGAR MAR ADENTRO

De eso se trata, de adentrarnos en la profundidad y trascendencia de nuestra vida y de no quedarnos en la mediocridad del vivir de cada día, en la superficialidad de lo cómodo, lo fácil y de lo que nos interesa – egoísmo – quedando sometido a la satisfacción del interés personal.

Se trata de abrirnos a la fe con coherencia como respuesta al seguimiento de la Vida y Estilo de Jesús. Una fe vivida desde la humildad y la responsabilidad de abordar esa Barca de la Iglesia y, en ella, dejarnos utilizar por el Espíritu Santo y, guiados por su acción, ponernos al servicio de la Iglesia. Un servicio que se concreta en y para los necesitados y pobres.

Nunca perdamos la confianza en el Señor. En Él nuestra pesca siempre – aunque no la veamos – será abundante y buena. Posiblemente, nosotros no sepamos hacerlo bien, pero siempre que nuestro corazón camine bien intencionado, el resultado será buenos frutos por obra y Gracia del Espíritu Santo. Porque, desde la hora de nuestro bautizo, Él, el Espíritu Santo, nos ha abordado e, instalado en nuestro corazón, nos auxilia, nos protege y nos fortalece para que nuestras redes queden llenas de peces. En su Nombre seremos pescadores de hombres. Hombres abiertos a la Palabra de Dios.

 

—Creo que el problema de nuestro desánimo estriba en la desconfianza y en el poner nuestra interés al del Espíritu Santo —dijo Manuel.

—No somos consciente —agregó Pedro— de la presencia en nosotros del Espíritu Santo. Y, en consecuencia, lanzamos nuestra redes por nuestra cuenta.

—Sí, creo que tienes razón, Pedro. Vamos por nuestra cuenta y el resultado se ve claramente.

—Todo es cuestión de fe y de ponernos en sus Manos —añadió Pedro.

 

Y esa es la cuestión, dejarnos auxiliar y dirigir por el Espíritu Santo. Lo hemos recibido en el instante de nuestro bautizo y en Él nuestro camino tendrá sentido y dará frutos. Y no será fácil, ¡desde luego!, pero será según la Voluntad de Dios y eso nos fortalecerá y nos dará ese gozo y paz que el mundo nunca nos podrá dar. Precisamente, porque en Él no está.