viernes, 29 de marzo de 2019

AL AMOR SE RESPONDE Y CORRESPONDE CON AMOR

Resultado de imagen de Mc 12,28b-34
Mc 12,28b-34
No puedes responder al amor con desamor. Sería una incongruencia no responder a quienes te aman. A pesar de, en muchas circunstancias, no corresponder al amor de tus padres, de tus hermanos o de tu familia en general; a pesar de no corresponder al amor conyugal, siempre hay en lo más profundo de tu corazón un deseo y un impulso de amar. Esa experiencia es vivida y sentida dentro de todo corazón humano.

Dios nos ha creado por amor y eso significa que salidos del amor estamos hecho de amor. Por lo tanto, si hemos salido del Amor tendremos que dar amor queramos o no. Somos semejantes a Dios y, quieras o no, el amor está dentro de ti y saldrás a pesar tuyo. 

Ese es nuestro mayor descubrimiento. Cuando desparramas amor te encuentras con Dios y descubres que en Él está esa felicidad que buscas. Nunca la encontrarás en el poder, ni en las riqueza o satisfacciones. Sólo se encuentra en el amor ágape, el amor que se da y entrega hasta el extremo de dar toda tu vida. Y como irás comprendiendo, desde nuestra naturaleza no podremos darlo. Somos pecadores y estamos sometidos al pecado y, sólo desde el Amor podemos ser liberados. 

Es decir, sólo desde el Amor de Dios podremos encontrar la fortaleza y la sabiduría para, correspondiendo y amando a Dios, corresponder y derramar ese amor en los hermanos. Pues, Dios ha querido unir ese amor y correspondencia a Él con el amor también a los hombres. De modo, que amar a Dios implica amar también a los hombres y amar a los hombres implica amar a Dios.

Y eso es lo que Jesús respondió a la pregunta de aquel maestro de la ley:«El primero es: ‘Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. El segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No existe otro mandamiento mayor que éstos».