sábado, 28 de septiembre de 2019

UNA CRUZ EN EL HORIZONTE


Resultado de imagen de Lc 9,43b-45
Lc 9,43b-45
Una mala señal sería no ver la cruz en tu horizonte, porque, eso significaría que tu meta la buscas en el bienestar y la felicidad de este mundo. Y eso es un mal signo y un camino equivocado. ¿Te das cuenta? Has puesto en tu horizonte una meta finita, caduca y que con los años está condenada a desaparecer. ¿Y luego qué? ¿No experimentas que tu ambición es pobre y de poca cosa? ¿Cómo aspirar a algo finito cuando tienes la oportunidad de aspirar a lo más grande, la felicidad eterna?

La cuestión, te estarás preguntando, es creértelo. Y tienes razón, esa es la cuestión, porque yo no te puedo dar esa fe para que te lo creas. La fe es un don de Dios, pero, puede ponerte en camino y pedírsela, porque Él ha venido a eso, a salvarte y quiere dártela. Pero, necesita que tú le busques, lo desees, te fíes de Él y la quieras recibir. Lo demás correrá de su cuenta. Ese es el principio. Recuerdas tus primeros pasos con tus padres. ¿Te fiabas de ellos aunque no entendías nada, no? Pues, haz lo mismo, con mucha más razón, con Jesús.

Ahora, no trates de esperar que tu vida vaya a cambiar en lo material. Las cosas seguirán de la misma forma o, quizás peor. Todo, en ese sentido, dependerá de ti, de tu trabajo, de tus esfuerzos y de tu disponibilidad a hacer las cosas bien y con sentido. Jesús no es una caja mágica ni un amuleto que lo tocas y te va a solucionar tus problemas, tus deseos y proyectos. ¿No crees que eso sería injusto, fácil y no cambia tu corazón? Jesús te pide, y entérate de una vez, que aceptes tu cruz. Tal y como Él la ha aceptado. Los apóstoles, sus más íntimos amigos no se enteraron hasta muy tarde. No tardemos tú y yo más tiempo. 

Se trata de aceptar tu camino, que nunca será mejor ni menos que el de tu Maestro. Seguir a Jesús es tomar tu cruz, la tuya de cada día y, cargándola y soportándola, seguir esforzándote en vivir al estilo de Jesús. Tu cruz que se concreta en ese hermano que no soportas; en ese hijo que te cuesta aceptar y estar a su lado; en esa esposa o esposo que no comprendes y que te preocupa; en esa parroquia, grupo o comunidad donde hay gente que dan mal ejemplo o que cuestiona tu vida...etc.

Ahí es donde te quiere probar Jesús y donde quiere ver la calidad de tu amor. Ahí es donde Jesús se identifica contigo y te tiende su Mano para darte esa fe que ya estás probando y abandonándola en Él. Ahí es donde Jesús te está anunciando que Él pasó por el mismo trance y perdonó a todos los que le crucificaron. Ahí es donde te espera y te busca Jesús y es donde tú tienes que buscarlo. No lo busque en otro lugar ni trates de tocarlo en una imagen, sino tócalo en los hermanos y búscalo en la Eucaristía para que te de fuerzas y fe.