sábado, 6 de noviembre de 2021

DESCUBRIR LA PRESENCIA DE DIOS EN LA RUTINA DE CADA DÍA

Lc 16,9-15

No sé por qué razón creemos que la santidad consiste y está en hacer cosas grandes, destacadas y que llamen la atención de los demás. Nos parece que si no se ven nuestros actos o no llaman la atención de otros, no hacemos nada. Y nos olvidamos de lo más importante, Dios está presente en todos los momentos e instantes de nuestra vida. De modo que, ve todo y está presente en todo. Conoce tus buenas o malas intenciones y, por tanto, valora todo lo que haces con buena y justa intención. 

Y esa debe ser nuestra actitud y nuestro gran descubrimiento, tomar conciencia de que Dios está presente en nuestra vida y es nuestro público. Sólo debo mirar para Él y actuar según Él y su Voluntad. De modo que, sea Él quien rige y dirige mi vida. Yo, simplemente un administrador de todo lo que me ha dado. 

Y surge una pregunta, ¿dónde puedo encontrarlo? ¿En las cosas notables y grandes? Posiblemente, ahí también se encuentra Dios, pero, su lugar preferido - digámoslo así - es lo sencillo, lo pequeño y cotidiano de cada día. Así eligíó Él su encarnación y así se mostró al mundo, sencillo y humilde. Y son en las cosas pequeñas - habituales y rutinarias - de cada día donde encontramos la oportunidad de, por Amor a nuestro Padre Dios, demostrar y manifestar nuestro amor a Él.

¿Cómo? Esforzándonos en hacer lo habitual y rutinario de cada día en verdaderos actos de amor sobrenaturalizándolos en la presencia de Dios. Sirviendo con la mejor intención y la mayor disponibilidad. Ofreciéndonos a servir y amar con la mejor y justa intención de hacer las cosas bien. Es, precisamente ahí donde se encuentra la auténtica y verdadera santidad. Porque, tu público es Dios.