domingo, 10 de septiembre de 2023

UN AMOR QUE TAMBIÉN AMONESTA

El amor no solo debe quedarse en complacencia sino también debe completarse si es necesario con la amonestación. Es decir, advertencia de que lo que se está haciendo no es lo correcto. Y esto debe estar supervisado, de alguna manera, por la comunidad. Decimos que la verdad no está en uno sino en todos, pues bien, ese es el sentido, de que entre todos encontraremos el camino recto. Dios está en el medio y a Él recurrimos para encontrar luz en el camino.

Nunca podremos erigirnos como depositarios de la verdad. Y menos de forma individual. El Señor nos habla de la comunidad, y es la comunidad orante y a la luz del Espíritu Santo donde tenemos y debemos buscar esa luz que nos permita alumbrar al hermano que se desorienta o toma un camino equivocado.

Por tanto, no se trata de corregir o advertir como si fuésemos correctores o vigilantes, sino de buscar la mediación de los demás para entre todos y, sobre todo, en la oración abiertos al Espíritu Santo, encontrar la orientación que nos ilumine y nos dé las pautas correctas para vivir en la Voluntad de nuestro Padre Dios.