jueves, 9 de febrero de 2023

LA TENTACIÓn DE MONOPOLIZAR LO SAGRADO

Es evidente que siempre hemos sentido el deseo de que nuestra religión es la mejor, la única y la verdadera. Y que los demás, por el hecho de no pertenecer a ella, son, si no despreciados, sí inferiores o no elegidos. Así fueron los primeros pensamientos de las incipientes y primeras comunidades cristianas.

Y posiblemente ese pensamiento continúa arraigado en nuestras actuarles comunidades. Es posible que no esté fuertemente implícito en ellas pero nos cuesta aceptar a otros que vengan de afuera o de otros pensamientos. Quizás, sin darnos cuenta, monopolizamos lo sagrado y nos afirmamos en los poseedores y guardianes de ello. E inconscientemente o, quizás consciente, señalamos a los de afuera como indignos o con derecho inferior al nuestro.

Nos preguntamos: ¿Es que Jesús, el Señor, no entregó su vida por todos? ¿Incluso por aquellos que le rechazaron, negaron y crucificaron? ¿E La s que los de otra forma de ver, pensar y creer no son dignos hijos de Dios? Estas preguntas que nos hacemos a nosotros mismos pueden ayudarnos a estar abiertos a la acogida, a la consideración de sentirnos iguales y con los mismos derechos que los que vienen de afuera, de otras realidades o creencias.

La Muerte y Resurrección de Jesús ese donación amorosa y misericordiosa para todos. Y ese todo están todos aquellos que en actitud de conversión y arrepentimiento le buscan con buenas intenciones y deseos de abrirles sus corazones. Y si Jesús responde con un sí amoroso y misericordioso, ¿cómo no vamos nosotros a tratar de hacer lo mismo?

Otra cosa muy diferente es que la actitud con la que se venga no sea la adecuada ni con propósito de enmienda. Más eso no nos debe cerrarnos sino cuidarnos de que lleguen con mala intención y busquen hacer mal. Eso sí, siempre abiertos a la conversión e integración. Esa fue la lección que Jesús nos da en el encuentro con aquella mujer pagana.