Cada día, si rezas el Padrenuestro, descubres que tú, claro, se sobreentiende, con la Gracia de Dios, tienes tu salvación en tus propias manos. Primero, porque, de ti dependerá el fiarte y confiar en la Palabra de Jesús, que te habla del Amor Infinito de tu Padre Dios y de sus planes para que puedas compartir con Él su Gloria en plenitud de felicidad eterna. ¡Qué gran Noticia!
Y, segundo, porque, decidirte a seguir al Señor te exigirá darte cuenta, y muchos no lo advierten, que tendrás que hacerlo unido e injertado en Él. Para esa dificilísima misión tendrás la asistencia del Espíritu Santo, que ha descendido sobre ti en la hora de tu bautismo. Sin Él te será imposible por mucha voluntad que tú despliegues y pongas. Necesitas contar y dejarte empapar por la Gracia de Dios, pero, también es necesaria, porque así lo ha querido tu Padre Dios, tu decisión de creer en Él y seguirle. Tu Padre Dios te ha creado libre para que tomes esa decisión.
Y esa decisión y salvación para ser efectiva pasa por el perdón. Primero, el dejar entrar en tu corazón la Infinita Misericordia de Dios y acoger libremente y humildemente su Perdón Misericordioso. Y, segundo, de la misma forma que eres perdonado, perdonar tú también. Lo dices cada día cuando rezas el Padrenuestro y, encontrarás tu salvación si eres capaz de perdonar a todos aquellos que te ofenden, sea la ofensa que sea. ¿Por qué? Porque, así te perdona tu Padre Dios.
Y en la medida de tu perdón será la medida de la misericordia que recibirás. Así que, si perdonas mucho y de corazón, también tú serás perdonado. Y es ese perdón el que te abrirá las puertas del la Gloria del Padre que te espera con los brazos abiertos para compartir su Gloria Eternamente contigo. ¡Dios mío, vaya noticia!