viernes, 3 de marzo de 2023

UN AMOR QUE TE EXIGE RELACIÓN CON TUS ENEMIGOS.

Esa es la cuestión, amar a Dios y al prójimo. El amor a Dios no puede quedarse desvinculado del amor al prójimo. ¡Y a qué prójimo! Porque no se trata de estar con los que piensan como tú o te caen bien. Se trata de amar a los que te hace la vida incómoda y te resultan complicados y molestos. El verdadero amor se descubre en esas situaciones cuando devuelves bien por mal.

Porque: ¿Qué mérito tienes amar a los tuyos, no hacen eso también los paganos? La diferencia y lo notable está en amar a pesar de recibir mal por bien. Y eso es lo que dijo nuestro Señor y lo que hizo en su vida entre nosotros. Tal fue así hasta el extremo de entregar su Vida en una muerte de Cruz. Y todo por ti, para que entendieses que solo el amor pleno a amigos y enemigos es lo que nos puede salvar.

Y tan sencillo de entender fijándonos en el Señor que nos ama de esa manera. Nos perdona una y siempre durante nuestra vida y nos espera pacientemente que respondamos a su Amor Misericordioso. Por tanto, todo se reduce a mirar para el Señor, escucharle, leer su Palabra cada día y tratar de poner todo lo que está de nuestra parte para, con su Gracia, experimentar que podemos superarnos y vencer al pecado. No hay más misterios sino el de creer y confiar en el Señor. Con el podemos vencer al pecado porque Él lo venció y nos señaló el camino para vencerlo. La meta, nuestra meta es por tanto la santidad aunque nos parezca inalcanzable.

¿Acaso no crees que en manos del Señor todo se puede lograr? La cosa es sencilla estando en el Señor, aunque nos exigirá esfuerzo, lucha, dolor y sufrimiento. Él los tuvo. Sencillo de entender por la fe, pero difícil de hacer y vivir. Más con la Gracia del Señor y su presencia diaria en nuestra vida, creamos, todo lo podemos conseguir. ¡Para Él nada es imposible!