miércoles, 21 de noviembre de 2012

UNA MANERA NUEVA DE AMAR...

 Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 19, 11-28

porque el amor, el mundo, lo entiende de otra manera. Amo según me convenga y me sea favorable a mis intereses. Su propio pueblo, Israel, así lo había practicado desde la antigüedad. "Ojo por ojo y diente por diente". Y así lo entiende el mundo de hoy: "Tanto me das, tanto te doy".

En Jesús cambia todo. El amor es incondicional y no exige sino da, y da gratuitamente. Entonces se produce el milagro. Cuando se da, se recibe, y también gratuitamente. Luego, resulta que es más valioso y más rentable dar y darse gratuitamente. Se recibe más y se llena el alma de paz y gozo.

Eso tiene una aplicación que Jesús nos descubre hoy en su Palabra: "Darse implica exprimirse al máximo y darse totalmente", lo que nos obliga a superarnos y a exigirnos en perfección. Hablamos de poner en acción todos nuestros talentos y darnos por y en amor hasta el límite.

Por eso, es de sentido común que el que se da recibirá más y más, y el que se guarda, racanea y se duerme cómodamente, pierde hasta lo que tiene. 

Sacamos muchas conclusiones que cada cual y en manos del Espíritu puede ir descubriendo y poniendo por obra. Pero hay una que nos sirve para todos. Un denominador común diríamos: Empeñarnos en hacer lo que sabemos y podemos de la mejor manera posible. Sin regatear ningún esfuerzo ni esconder ningún talento. Pronto comprendemos que de esa manera el mundo iría mejor.

Y terminamos la reflexión de hoy con una oración que nos alienta a entrar en esa dinámica:

Danos, Padre Bueno, esa capacidad de amar hasta
las últimas consecuencia, y a derramarnos en sacrificios
y entrega en servir y poner sobre la mesa todo los
dones y cualidades que Tú me has dado para el
bien común.

Y no olvidarnos de lo más importante: El perdón, 
porque solo en el perdón podemos encontrar
el camino del amor. Sin él, siempre estaremos 
encadenados a regatear esfuerzos. Amén.