sábado, 31 de diciembre de 2022

SEÑOR, ABIERTOS A TU VOLUNTAD Y NO A LA NUESTRA

Con mucha frecuencia y casi de manera instintiva no anuncio, sino que de manera integrista quiero que el otro piense como yo. Experimento que me descubro forzando al otro a que piense como yo y crea como yo. Y hoy, Señor, dándome cuenta de mi gran error te pido perdón. Perdón por no respetar la forma de pensar del otro y de pacientemente, con el auxilio del Espíritu Santo, esperar a que la luz se haga en el corazón del otro.

Si Tú, Señor nos has creado libres, ¿quién soy yo para forzar a que el otro piense como yo? Si yo creo en Ti, ¿con qué derecho exijo que el otro piense y crea como yo? ¿Acaso Dios no le respetas y aceptas su decisión y elección? Pues si Tú lo haces, Señor, también tengo que aceptarlo y hacerlo yo. Tú así lo has querido.

Juan anunció tu venida e invitó a todos a ese bautismo de conversión que nos prepara para acoger, aceptar y recibir al Mesías, al enviado por el Padre a liberarnos de la esclavitud del pecado. Pero, porque hemos sido creados libres, muchos no le recibieron y se mostraron indiferentes a su Palabra y anuncio. Sin embargo, a aquellos que la acogieron y la aceptaron les dio poder de ser hijos de Dios. Y eso significa recuperar nuestra dignidad de hijos perdida por el pecado y, por su Infinita Misericordia, quedar liberados de su esclavitud.

Si la Ley nos ha llegado a través de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado a través de Jesucristo. En Él está nuestra redención y solo a través de Él podemos quedar limpios y alcanzar la Gloria del Padre. Esa es la misión, la finalidad y el Plan de nuestro Padre Dios. Encarnado en naturaleza humana – el Verbo – se hizo hombre y habitó entre nosotros.

PIDAMOS QUE ESTE AÑO SEA UN AÑO
DE CRECIMIENTO EN LA FE Y EN EL
COMPROMISO DE CONSTRUIR UN
MUNDO MEJOR.
CON ESOS DESEOS
FELIZ 2023