lunes, 11 de septiembre de 2023

CIEGOS POR LA LEY Y EL PODER

Es evidente que el poder nos ciega. Cuando te ves más fuerte que otros y con poder para ordenar que se cumplan tus pensamientos e ideas, impones tu ley. No atiendes a razones porque eso descubre tus errores y exiges el cumplimiento incluso a expensas de que otros queden perjudicados.

Es el caso que hoy descubre el Evangelio. Jesús no permanece al margen de esa ley errónea que impide el bien de ese hombre que tiene su mano derecha paralizada. Eso descubre su fuerte dependencia, pues sabemos que todos nuestras accione de la vida cotidianas las hacemos con la mano derecha. No poder hacerlo dificulta mucho tu desenvolvimiento de tu vida diaria. Urge, por tanto, solucionarle ese problema y no esperar.

La ley no puede interrumpir el bien, lo urgente y necesario que necesita el hombre en cada instante de su vida. Es absurdo poner leyes que van contra el propio bien del hombre. Y Jesús se enfrenta a esa ceguera necia de los que se creen sabios y superiores.

Hoy suceden muchas cosas que también atenta contra la verdad, justicia y bien del hombre. No hace falta indagar muchos para, mirando a nuestro derredor, descubrir muchas mentiras, injusticias y atentados contra el bien del hombre y de los pueblos. Se hacen leyes que no son buenas para todos y si para los que quieren sostenerse en el poder. Experimentamos que el Evangelio es actual, de hoy, y nos corresponde ponerlo en práctica y anunciarlo.

La verdad no se puede adulterar, ni introducirla falseada en la ley como algo normal. La ley está hecha para el bien del hombre y todo lo que no encaja en ese bien está fuera de la ley. No está el hombre supeditado y sometido a la ley sino al revés. La ley para servir al hombre. Es evidente que la cosa está muy clara y quien no quiere verla es porque está y quiere mentir.