jueves, 10 de octubre de 2019

EN MANOS DEL ESPÍRITU SANTO

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Lc 11,5-13
No es cuestión de pedir, sino de creer que a quien le pides te escucha y te responde. Jesús nos deja claro hoy en el Evangelio que todo consiste en pedir, buscar y llamar. Así de sencillo, pero con una especial notoriedad, insistir y creer, a pesar de que no se vean signos evidentes y resultados esperados. Los ejemplos que Jesús nos pone en el Evangelio son claros y nos descubren la necesidad imprescindible de insistir y perseverar.

Si, nosotros, hombres pecadores somos capaces de dar cosas buenas a nuestros hijos, ¿cuánto será el Señor de darnos todo lo que le pidamos si es para nuestro bien? Porque, Dios, nuestro Padre, busca nuestro bien, no inmediatamente, en este mundo, sino que, a través de este mundo y de las cosas y avatares de cada día  nos prepara y nos previene para que alcancemos la salvación eterna en el verdadero mundo. Un mundo de paz, de gozo y alegría eterna. Un mundo donde está su Reino y donde junto a Él compartamos, por su Misericordia Infinita, su Gloria.

Por eso, a quienes pidan confiando en que el Señor responderá, les será dado el Espíritu Santo. Un Espíritu Santo que es todo, porque, en, con y por Él nos será concedido todo lo que necesitamos para vencer todos los obstáculos, dificultades, tropiezos, adversidades y tentaciones que nos amenazan con separarnos del Señor. Un Espíritu Santo que nos fortalece, nos da el don de la sabiduría, pone en nuestra boca las palabras que debemos decir y la valentía de arriesgar nuestras vidas apoyados en la seguridad de sabernos en sus Manos. Sólo así se explica el testimonio de muchos cristianos dispuestos al martirio por la defensa de su fe.

Hay muchas necesidades, pero nunca debemos de confundirnos de tener muy claro que la primera necesidad es dejar entrar en nuestros corazones al Espíritu Santo, porque con Él tendremos todo lo necesario, tanto lo material como espiritual. Sí, Espíritu Santo, en tus Manos ponemos nuestra vida.