martes, 27 de abril de 2021

¿ERES TÚ EL MESÍAS PROMETIDO?

 
La desconfianza está a la orden del día: No basta solo la palabra, se hace necesario que también esa palabra tenga cumplimiento. La fe, aunque no entiende, sí exige ver que esa palabra que se propone tenga coherencia y cumplimiento en la vida. Jesús no nos propone una fe desprovista de razones. Bien es verdad que nunca podremos entender el misterio del Señor, pero si podemos creer en Él, porque su Palabra tiene cumplimiento. Y así nos lo dice Jesús:
                                                              Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente». Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.

Nuestra ceguera, cuando no nos interesa ver, esconde toda buena razón y los hechos que se exponen delante de nuestros ojos. La Iglesia, continuadora del anuncio de la Buena Noticia, sigue anunciándola hoy. Muchos se resisten a creerla y son indiferentes a ese anuncio de salvación. Pero, otros, no solo no creen en la Palabra de Jesús, sino que tampoco creen en sus obras y el testimonio que la Iglesia nos da a través de los apóstoles, testigos presenciales que compartieron con Él tres años de sus vidas.

Hoy, la Iglesia continúa esa labor misionera y salvífica. Y, también, continúa realizando, por y con el Nombre de Jesús, obras que dan razón de su presencia entre nosotros. Sin embargo, muchos seguimos con los oídos cerrados y los ojos vendados. Solo aquellos que escuchan la Palabra de Dios y acuden a su llamada serán los elegidos y los que tendrán Vida Eterna.

Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno».