viernes, 24 de junio de 2022

AMAR ES UN COMPROMISO

 
Cuando dices que amas, tu vida se hace un compromiso de amor. Si no es así, tu palabra no está en consonancia ni en sintonía con tu corazón. El amor nace primero desde lo más recóndito y escondido del corazón, y lleno éste hasta rebozar, sale por la boca en palabras que expresan y transmiten lo que viven, sienten y creen. Si realmente amas, tus palabras darán anuncio de ese amor que vives, que si es egoísta, dejará claro y visible su egoísmo, pero si es dado, generoso, ágape, anunciará ese amor con el que nos ama nuestro Padre Dios y anuncia su Hijo Jesús. Amar hasta el extremo de darse plenamente.

La parábola que Jesús nos narra hoy describe claramente esa medida y esa entrega. El buen pastor arriesga su vida por salvar la oveja, una simple oveja de su rebaño, que se ha perdido. ¡Y, su alegría es tan grande que hace una fiesta y convoca a sus amigos para celebrarlo! Realmente, ¿conocemos a alguien así?

 

La pregunta había dejado a Manuel algo perplejo. Indudablemente, no podía eludir que de conocer a alguien así tu vida debería cambiar, dirigirse al encuentro con ese alguien que está dispuesto a dar su vida por salvar la tuya. Y, pensado en esa elucubración, Manuel se dijo: «quizás merecía la pena buscar e indagar en esa manera de amar. Porque, pensaba, amar no consiste en amarse, sino en darse. Y darse hasta el punto de, olvidándose de uno mismo, pensar en el bien del otro».

Llevaba un tiempo dándole vueltas a estas ideas cuando, de pronto, se topó con su amigo Pedro.

―Hola Pedro, se dijo algo entusiasmado―. Me viene bien tu presencia, como anillo al dedo. Precisamente, le daba vuelta a una idea.

―Tu cabeza ―respondió Pedro ―está siempre llena de ideas.

―Pensaba en esa parábola de la que hoy habla el Evangelio, ¿la conoces? La del buen pastor.

―Si, claro, la he oído.

―¿Y crees en esa clase de amor?

―Supongo que es la manera perfecta de amar ―respondió Pedro.

―¿Y crees que eso es posible? Se apresuró Manuel a responderle.

―No lo sé, pero, al menos, es lo deseable.

―Me dices que valdría la pena buscar a ese Alguien y conocerle mejor.

―Es lo que procede ―insinuó Pedro― afirmándolo decididamente con su rostro serio y seguro.

―También yo ―dijo Manuel― creo que vale la pena intentarlo. Tener un Pastor de esa categoría y dispuesto a dar la vida por salvar la tuya es una muy buena noticia.

 

La pregunta queda en el aire. Se trata de que tú, como también yo, nos la planteemos y la valoremos tal cual han decidido Manuel y Pedro. ¿Hay algo mejor en el mundo que el amor? Pero, un amor al estilo del que nos propone el Buen Pastor Porque, del otro amor está el mundo lleno y mira cómo le va.