lunes, 22 de agosto de 2022

ALEGRATE, LLENA DE GRACIA, EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO

Lc 1,26-38

Sabemos y conocemos, por el mismo Jesús, que el camino es duro y sufrido. Sabemos que seguir al Señor nos complica la vida y que la puerta por la que hemos de pasar es estrecha y complicada atravesarla. Pero, a pesar de ese panorama pesimista y poco apetecible, María, también nuestra Madre, aceptó la propuesta que Dios le hizo y se abrió a hacer su Voluntad.

El premio a su disponibilidad fue la invitación a estar alegre y llena de la Gracia de Señor. Con Él nada hay que temer. Para Él todo es posible, y así se lo hizo saber anunciándole que su prima Isabel estaba en cinta. El camino sabemos que es duro. Jesús no nos miente y nos lo ha dicho, pero, la consecuencia de seguir por ese camino que Jesús nos señala es la alegría, la paz y el gozo de la plenitud eterna.

Esa es la propuesta del Señor que se esconde detrás de nuestro sí, tal y como hizo María. Ese es el premio a la aceptación y seguimiento a su Palabra que se esconde detrás de la cruz. Una cruz que es la prueba de nuestra fe y la que nos traerá la alegría y la felicidad eterna, que buscamos en este mundo y nunca encontraremos porque en él no se encuentra. Está en el Señor que nos promete alegría. Así fue el anuncio a la Virgen: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». 

 

—La verdad es que no apetece nada seguir a Jesús. Esa es la primera impresión que sentimos —dijo Pedro.

—Así es —respondió Manuel. Nuestra naturaleza está inclinada a la materialidad y a la satisfacción. Y la renuncia, el sacrificio y las privaciones no gustan a nadie.

—Se hace duro elegir ese camino.

—Sí, pero, detrás se esconde esa felicidad que todos buscamos. Una vez que lo inicias vas saboreando y gozando que es ahí, detrás de esa puerta estrecha, que es caminar con Cristo, donde está el gozo y la felicidad.