domingo, 7 de septiembre de 2025

¿NO VES TU CRUZ?

Lc 14, 25-33

    Estaba pensado … —decía Pedro— que la vida se hace dura en muchos momentos del camino. A veces insoportables, y otras, difíciles de asumir. Supongo que es la cruz que todos tenemos que cargar. ¿No es así, Manuel?
    —Pienso que algo de eso hay. Experimentas que el enigma de la vida está por encima de ti. No puedes controlarla ni abarcarla. Te supera. Y eso te exige cargar esa cruz a la que tú aludes.
    Pedro hizo un gesto de aprobación y añadió:
    —Realmente, pienso como tú.
    —Además, añadió Manuel, en el Evangelio de Lc 14, 25-33, Jesús deja muy claro el camino para quien quiera seguirle: «Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío».
    —Será duro ese seguimiento. ¿No te parece?
    —Evidentemente, es una cruz que pesa y con la que ha de hacerse el camino. Cansa, pero también consuela al experimentar que seguimos la vía tomada por Jesús y nos solidarizamos en alguna medida con su destino.
    —¡Uf, me quedo sin palabras!
    —Pero, nunca olvides que detrás de esa cruz está la plenitud gozosa de la resurrección eterna.

     En un mundo injusto, la cruz es parte de la vida de los seguidores del Maestro, porque es un mundo que no sabe nada del Reino de paz y de justicia y se opone a él. Jesús trastoca nuestras vidas, les da la vuelta y la llena de sentido.