lunes, 10 de junio de 2019

DONDE SE ENCUENTRA LA PAZ

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Mt 5, 1-12
No se busca la paz donde realmente se encuentra, y por eso, a pesar de celebrar muchas convenciones o asambleas para tratar convenios de paz y de llegar a acuerdos para mantener la paz, no se logra y siempre termina rompiéndose. Porque, la paz no está en el poder, en la fuerza, en la venganza ni en la riqueza. Menos en el dominio o la imposición.

La paz se encuentra y se esconde en la misericordia, en la verdad, en la dignidad de la persona humana que viene de la filiación divina como hijos de Dios. La paz y el gozo de vivir con alegría y felicidad se esconde en el amor y el desprendimiento. Y eso se nota inmediatamente cuando una persona se da gratuitamente en ayuda y servicio al necesitado. Se habla muy bien de ella y se crea un clima de correspondencia y de paz. Se establece una corriente de amor apoyado en la verdad y la justicia.

Ese no es otro sino el plan de Dios. Las llamadas bienaventuranzas. Porque, son bienaventurados aquellos que se esfuerzan en vivir desde la pobreza y la humildad. Aquellos que están disponibles a entregar sus riquezas, tanto espirituales como materiales buscando el bien de los más necesitados. Aquellos que buscan y se esfuerzan en vivir en la verdad y la justicia. Aquellos que no se aprovechan de sus dones y capacidades, sino que las ponen para servicio de los más pobres y necesitados.

Son bienaventurados aquellos que entregan sus vidas de forma gratuita por construir un mundo basado en el amor, nacido en la verdad,  como servicio a los más pobres y necesitados. Son bienaventurados aquellos que trabajan por construir un mundo en paz, más justo y fraterno. Son bienaventurados los que entregan y ponen sus vidas al servicio de la justicia incluso a riesgo de perderlas.

En fin, a pesar de las adversidades y sufrimientos en la lucha por hacer realidad ese plan de Dios de las bienaventuranzas, sentirás gozo y satisfacción, pues llevar a Jesús dentro de ti y darlos a conocer a los demás, tanto de obras como de palabras te hará experimentar un gozo y una dicha que te hará bienaventurado.