miércoles, 15 de julio de 2020

¿DÓNDE TIENES PUESTA TU SEGURIDAD Y ESPERANZA?

Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 11, 25-27 | Ateus, Ser ...
Mt 11,25-27
Si ahora mismo te preguntan sobre donde tienes puesta tu seguridad y tu confianza, ¿qué responderías? Posiblemente, todos estamos pensando en tener asegurada la casa en la que vivimos; posiblemente, nos preocupa nuestro salario o pensión; posiblemente, nuestra esperanza está puesta en nuestra riqueza y en nuestra salud que, cuanto más poder y riqueza, pensamos que está más segura. Y esas seguridades no nos permiten ver el Amor de nuestro Padre Dios.

¿Por qué?, podemos preguntarnos. Pues, porque nuestra confianza y fortaleza está puesta en nosotros y en nuestra capacidad de generar riqueza y poder. Y eso descarta la ayuda de Dios, al que, precisamente, en estos momentos no necesitamos. Necesitaremos que nos venga una crisis económica o de salud para que, experimentándonos pequeños, desprotegidos y necesitados, abramos nuestro corazón al Amor de nuestro Padre Dios, a su Poder y Misericordia.

Por eso, Jesús nos habla de la necesidad de abajarnos y presentarnos humildes para poder ser capaces de acoger su Palabra y su Amor: (Mt 11,25-27): En aquel tiempo, Jesús dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Y el sentido común nos dice que son los primeros los enfermos, los necesitados y los más pobres. En realidad, ¿no hacemos, al menos lo decimos también nosotros, eso mismo? Dios vendrá primero a quienes le muestran necesidad y, por tanto deseos, de dejarse ayudar, de abrirse a su Ayuda y Palabra y de presentarse ante Él con verdadera humildad. Y eso, en los que se creen y consideran sabios, fuertes y capaces por sí mismo, se le hace difícil.