Es evidente y de sentido común. La insistencia y perseverancia terminarán por dar frutos. Eso lo han experimentado muchos tras el esfuerzo de perseverar e insistir. Jesús nos muestra esa necesidad de insistir y no desfallecer con la parábola del juez injusto: «Había un juez en una ciudad…» -Lc 18, 1-8-.
Si
nuestra insistencia nos promete resultados, ¿no hará justicia, con más razón, a
sus hijos Dios nuestro Padre si perseveramos en nuestras insistencia? Es lógico
que así sea, pues ha enviado a su Hijo a este mundo para rescatarnos del pecado
entregando su vida. ¿Cómo se va a negar darnos su Infinita Misericordia si
insistimos y se lo pedimos con perseverancia y constancia?
Además,
nos lo dice Jesús muy claro en el Evangelio de hoy domingo. Por tanto, no desfallezcamos
e insistamos con perseverancia y confiados en que Dios, nuestro Padre,
responderá a nuestras suplicas. Dios nos quiere con locura. Es un misterio,
está claro, pero es una realidad. Jesús nos lo ha mostrado entregando su vida y
anunciándonos que su Padre nos regala gratuitamente su Amor Misericordioso y
nos ofrece la Gloria eterna junto a Él. ¡Como no va a responder a nuestra
insistencia!
No nos crucemos de brazo. Insistamos y perseveremos. Aprendamos de esa viuda que lejos de rendirse y desfallecer siguió adelante insistiendo y suplicando justicia. Dios, nuestro Padre lo puede todo, y nos quiere con un Amor Infinito, y nos responderá dándonos, no lo que nosotros pidamos, que no sabemos pedir, sino lo que realmente nos viene bien para nuestra salvación, que es lo que precisamente interesa.