Porque hay muchos pastores, pero sólo Uno es el Bueno y Verdadero. Y ese es JESÚS de Nazaret, el Pastor que conoce a todas sus ovejas, y las llama por su nombre. El Pastor que está solícito a cualquier necesidad o desventura de sus ovejas; el Pastor que cuida de forma personal e íntima a cada una de sus ovejas.
Nadie podrá compartir nuestra más íntima soledad, ni el momento de nuestra muerta. Nadie puede ir, ni acompañarnos en el viaje último de nuestras vida. Podrán estar a nuestro lado, pero no podrán ir ni compartir nada con nosotros. Sólo estaremos con nuestro Pastor. JESÚS es el Único que puede estar y viajar con nosotros en el momento de nuestra mayor soledad, nuestro último viaje, porque ÉL es nuestra única salvación.
Jesús es también la puerta (P. Pere SUÑER i Puig SJ  (Barcelona, España). La única puerta. «Si uno entra por mí,  estará a salvo» (Jn 10,9). Y poco más allá recalca: «Nadie va al Padre  sino por mí» (Jn 14,6). Hoy, un ecumenismo mal entendido hace que  algunos se piensen que Jesús es uno de tantos salvadores: Jesús, Buda,  Confucio…, Mahoma, ¡qué más da! ¡No! Quien se salve se salvará por  Jesucristo, aunque en esta vida no lo sepa. Quien lucha por hacer el  bien, lo sepa o no, va por Jesús. Nosotros, por el don de la fe, sí que  lo sabemos. Agradezcámoslo. Esforcémonos por atravesar esta puerta, que,  si bien es estrecha, Él nos la abre de par en par. Y demos testimonio  de que toda nuestra esperanza está puesta en Él.
Dame, SEÑOR, la luz y el oído necesario
para escuchar tu voz, y distinguirla
de las demás voces que me
llaman.
Que sepa siempre quien es mi verdadero
Pastor y que conozca en todo 
momento la puerta de
mi verdadero
redil. Amén.
 

