jueves, 4 de febrero de 2021

SEGUIR EQUIVALE A IR

(Mc 6,7-13

 

Seguir a Jesús exige llevarle a los demás. Significa eso que ahora - en nuestro tiempo - nuestra misión consiste en acercar a Jesús a los que no le conocen o le son indiferentes, precisamente, por no conocerle bien. Porque, Jesús ya no está, ha dejado esa misión en nuestras manos y somos nosotros ahora quienes tenemos que presentarles a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Es nuestro tiempo y nuestra hora.

La razón principal por la que no dejo de escribir estas humildes y pobres reflexiones - llevo ya algunos años - es por esa razón argumentada antes. Mi compromiso de bautismo me llama a eso, y ahí siento la voz del Señor que me invita a hacerlo. Quizás no valga para otra cosa mejor, y, aunque no me valoro para eso, son sus me gustas, sus comentarios y sus agradecimientos los que me indican que debo seguir. Igual, Dios me habla a través de ustedes.

Por otro lado, la fe compartida se fortalece, y experimento que cuando escribo y reflexiono, yo soy el primer fortalecido y animado. El Espíritu del Señor me fortalece y me da ánimos para continuar la labor. Confieso que hay días que la tarea se hace pesada, que cuesta perseverar y que, siendo sincero, experimento la fortaleza del Señor y su empuje. Lo que compartía ayer, son esos momentos cuando experimentas que tu fe está ahí, la presientes y la notas. Pero, al mismo tiempo experimentas que es débil y que necesita todavía mucho camino y la asistencia y auxilio del Espíritu Santo.

Sí, claro, el Señor me envía y nos envía. Y experimentamos que necesitamos mucho de Él, porque, sin Él no damos la talla para transmitirle. Transmitir no simplemente palabras, sino cercanía, disponibilidad, comprensión y actitud de dar y darnos por amor. No es fácil, pero, por y junto al Señor, que confía en nosotros y nos envía, podremos hacerlo.