lunes, 15 de enero de 2018

CUIDADO CON CONFUNDIRNOS

Mc 2,18-22
Sucede muchas veces que confundimos la ley con la verdad. Nos empeñamos en hacer ley las prácticas y los ritos, y hasta las tradiciones y costumbres. No cabe duda que el ayuno es algo bueno que puede ayudarnos en muchos momentos. Esos momentos de debilidad y de oscuridad donde las tentaciones nos amenazan con derrumbarnos y echarnos abajo toda nuestra fidelidad y perseverancia. Y es que confundimos la verdad con la costumbre, y la ley con la verdad.

No es momento de mirar para atrás. Atrás queda lo antiguo, la ley, que sigue vigente, pero que se transforma en amor misericordioso. Jesús empieza un tiempo nuevo. Un tiempo de nuevos vinos y nuevos odres. Un tiempo de estrenar paños nuevos y no mezclarlos con los viejos. Porque, lo viejo contagia y rompe lo nuevo. Y es que lo nuevo no anula ni borra lo viejo, sino que rejuvenece, renueva y perfecciona lo antiguo.

Estamos con el novio, y, por lo tanto, no es momento de tristeza ni de ayunos. Disfrutemos la presencia del Esposo y gocemos de la alegría y la paz que nos proporciona su presencia. Es hora de exultar de gozo, alegría, felicidad y paz. El Esposo está con nosotros. Llegarán tiempos de zozobra y de tormenta. Habrán horas de sacrificio, de ayuno y sufrimientos, y necesitaremos permanecer en el Espíritu Santo para perseverar y soportar las tribulaciones, las tentanciones y las amenazas que tratan de apartarnos del Esposo.

Dejemos lo antiguo, lo viejo y lo que nos encorseta y nos paraliza. Busquemos lo nuevo, la novedad que nos trae el Esposo. La Misericordia y el Amor. No nos quedemos paralizados por la ley, las prácticas y las costumbres. Miremos hacia adelante. Un mandamiento nuevo nos trajo el Señor, y es que toda la Ley está contenida en ese nuevo mandamiento: el Amor, pero un Amor compartido, correspondido, mutuo y entre todos.

 Un Amor que libera, que enriquece y que nos llena de gozo, de alegría y de eternidad. Un Amor que nos renueva y nos llena de esperanza transformando nuestro viejo corazón en un corazón nuevo y misericordioso.