viernes, 30 de julio de 2021

ANTES QUE TUS PALABRAS MIRAN TU PERSONA

 

Interesa más tu origen y títulos que tu persona. Depende de quién firme la obra o dé el discurso para que lo que diga o haga sea bien acogido. No dará ni será lo mismo si la firma viene avalada por grandes títulos y bien ganada fama que si quien presenta y firma el discurso es alguien de orígenes humildes y conocido de todos en su entorno. La persona tiene mucha importancia para dar crédito y valor a su palabra u obra.

Por tanto, si quien se presenta a exponer su noticia es de la casa, su porcentaje de aceptación disminuye mucho. En cambio, por el contrario, si el autor del mensaje viene de afuera, es desconocido y presenta titulación, el mensaje o noticia es bien acogido y hasta aceptado. En la historia podemos encontrar muchos ejemplos de este tipo que nos han llevado a reconocer que nadie es profeta en su tierra.

Jesús lo ha dicho: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio». Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe. Y es que la soberbia de sus propios paisanos les impedía dar crédito a las Palabras de Jesús. Para ellos no era más que el hijo del carpintero del pueblo y se escandalizaban de sus Palabras. Pero, lo importante y reseñable es lo que significa eso ahora para nosotros. ¿Consideramos a Jesús el Hijo de Dios y creemos en su Palabra, o, por el contrario le rechazamos como muchos de sus contemporáneos? Esa es la cuestión que nos interesa y debemos meditar.