domingo, 29 de octubre de 2023

AMAR A DIOS SIN MÁS SERÍA COSA FÁCIL

Resulta mucho más asequible y fácil mantener un amor con Dios desvinculado de nuestras relaciones con los demás y de nuestras responsabilidades sociales y civiles. Experimentamos que esa manera de relación con nuestro Padre Dios está mucho más en consonancia con nuestras apetencias e intereses egoístas.

Sin embargo, sabemos muy bien que el mandato de nuestro Señor vincula nuestro seguimiento, fe y amor a Él al amor a nuestro prójimo. Luego, ¿para qué preguntarle? Está claro que esa pregunta trae escondida el buscar la manera de enredar al Señor e intentar ridiculizarle o desprestigiarle.

De nada nos vale confesar que amamos al Señor si nos desvinculamos del amor a las personas que tenemos a nuestro lado: familia, amigos, trabajo, sociedad, pobres y más necesitados… La prueba de nuestro amor al Señor pasa por el amor a los más necesitados, pobres e incluso enemigos. Y no hay otra alternativa. Así lo ha querido nuestro Padre Dios.

Por otro lado, experimentamos que esa es la mejor y única prueba de expresar nuestro amor: realmente amamos cuando somos capaces de olvidarnos de nosotros mismos y darnos gratuita y enteramente al bien de los demás. En muchas parábolas según nos deja claro su intención y su mandato: Parábola del samaritano – Lc 10, 25-37 – hijo pródigo – Lc 15, 11-32 – y otras.

Reconocer que nos cuesta vincular el Amor a nuestro Padre Dios al prójimo nos resulta duro, costoso y molestoso. Preferimos por nuestra tendencia e inclinación al mal tener una relación directa con Dios y olvidarnos del prójimo, pero no es esa la Voluntad de Dios.

Sabe de nuestras dificultades y debilidad. Por eso se ha quedado entre nosotros y nos ofrece su cercanía, su asistencia y fortaleza para superar esa prueba de amor misericordioso a la que somos vulnerables y tentados por el Maligno. De ahí la gran importancia y necesidad de caminar unidos al Señor.