sábado, 10 de junio de 2023

¿EN DÓNDE PONEMOS NUESTRA MIRADA?

La realidad no es exactamente lo que nuestros ojos perciben sino lo que pulula dentro del corazón del hombre. Es ahí donde se esconde la verdadera intención de sus actos. No todo lo que se ve es bueno o malo. Dependerá de la intención que realmente busca el corazón de las personas.

Planteado de otra forma. Lo que realmente manda, te hace responsable y califica tus actos. Y eso es lo que precisamente sale de tu corazón. Jesús lo ha dejado muy claro: - Mt 15, 17-19 - ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al estómago y luego se elimina?  Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre.  Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias.…

De ahí deducimos que vivir en las apariencias es autoengañarte porque al final de nada te vale. Fundamentar tu vida en trepar para alcanzar los primeros puestos, los asientos de honor, la admiración de los otros...etc. de nada vale. Da la casualidad, y ahora me viene a la mente sin haber pensado antes compartirlo en esta reflexión, de unos amigos que hablaban de una persona mayor ya fallecida que se deleitaba en placeres concupiscentes.

¿Al final de qué vale todos esos logros alcoanzados y ese placer? Ahora todo se acabó, esa persona ha fallecido y lo que verdaderamente importa es donde está. Porque eso es lo que se ignora, la vida que sigue a ésta que pasamos por este mundo. Aquí no se termina nuestra vida, seguimos viviendo y lo haremos según hayamos vivido en esta: Es decir en gozo y felicidad o en condenación eterna. Esa es la realidad y lo único importante.

De ahí la gran y verdadera importancia de nuestros actos. De ellos dependerá nuestra verdadera felicidad eterna. Perder esto de vista nos lleva a eso, a querer gozar en este mundo satisfaciendo nuestros egoísmos concupiscentes y vender nuestra plena felicidad por un potaje de lentejas.

Tengamos muchos cuidado y tratemos con la asistencia y auxilio del Espíritu Santo vivir nuestra vida de forma coherente con nuestra fe sin apariencias y mentiras.